Durante bastantes años, mientras estuve en Magisterio, mantuve la tesis de que el fracaso escolar español era sobre todo un fracaso del sistema educativo. Es decir, que su causa principal era el diseño de la Logse. Ni se imaginan todo lo que me dijeron por sostener tal herejía. Entonces la moda era que la culpa la tenía el dinero, los inmigrantes (incluso cuando no los había), los padres de ahora u otras causas externas al sistema. Otras más peregrinas eran la miopía, las drogas, los videojuegos… En fin, fue en El efecto Logse (2006) donde resumía los argumentos a favor de la tesis del sistema como principal culpable y ponía en duda muchos de los que se apuntaban como alternativos.
Ese artículo, que en su tiempo pasó desapercibido para la prensa generalista, apuntaba muchas cosas que unos años después ya dudan muy pocos, aunque en otros aspectos era manifiestamente mejorable. Después he seguido con el tema, y aunque sigo sosteniendo que el sistema es el primer causante del fracaso, también digo que también depende de cómo se gestione ese fracaso: las comunidades que lo hacen bien tienen un fracaso alto, las que lo hacen regular un fracaso muy alto, y las que lo hacen mal un fracaso de juzgado de guardia. Con la Logse, ninguna Comunidad Autónoma tuvo un fracaso por debajo del 10%.
Recuerdo que una vez envié una nota de prensa sobre el fracaso escolar por comunidades, y una compañera de una comunidad con un fracaso por encima del 40% me preguntó:
—¿Pero el 40 por ciento de qué? ¿qué es el 100?
—Pues todos los alumnos que pueden sacar el título ese año (1).
—No puede ser, eso es muchísimo. Sería un desastre.
—Sí, por eso es noticia.
Durante los años en que pasamos del famoso 25% de fracaso que escandalizó en su tiempo a casi el 31% de los últimos años, la sociedad no se tomó en serio esta cifra, y por ello muy pocos políticos lo hicieron. Tampoco se tomó en serio la distancia creciente entre las comunidades con más y menos fracaso. Ni la distancia entre sexos (si las chicas hubieran sido las perjudicadas, otro gallo cantaría). Para qué, si estábamos en el país de la equidad.
Centrándome en la anotación, que va sobre cómo un cambio mínimo de sistema ha bajado el fracaso escolar, aunque no lo parezca. Bien, desde hace algo más de un año ya se intuía que el fracaso escolar de la LOE iba a ser algo más bajo que el de la Logse. La LOE no eliminaba los problemas de la Logse, pero hacía una cosa “prohibida” por la Logse: reforzar a los alumnos que iban peor. La medida más importante que entró en vigor el curso 2007-08 era el Plan PROA en su versión autonómica (mientras dependió del ministerio apenas tuvo resultados), en el que cada Comunidad establecía un plan de refuerzo de los alumnos que tenían dificultades al final de la ESO. El Ministerio se encargaba de las líneas generales y de poner parte del dinero, y las comunidades se organizaban con planes adaptados a sus necesidades.
El plan llegaba tarde, en mi opinión cinco o seis años, pero algo conseguía. Y lo que parecía es que el fracaso iba a bajar tres o cuatro puntos en el curso 2007-08. Datos puntuales de algunas comunidades así lo confirmaban. Entonces predije que conoceríamos el fracaso antes de que el Ministerio publicara la cifra oficial (a finales de julio de 2010 será cuando lo haga). ¿Por qué? Porque el fracaso ha estado guardado bajo llave años porque siempre empeoraba. Se sacaba en julio con dos años de retraso, cuando la cifra provisional se puede conocer en sólo tres meses (vamos, antes de que acabe el año donde se produce el dato). Como era una cifra “poco importante”, podemos esperar dos años a conocerla. En fin, país. Pero el año que por fin baja, hombre, ya no hay razón para mantener el secreto.
Varios responsables autonómicos ya llevan anunciando la caída “histórica” del fracaso en sus regiones bastante tiempo. Poco a poco comenzamos a conocer datos: Cataluña baja tres puntos y medio, Castilla y León también anda por ahí, Madrid baja 4,4 puntos, el País Vasco 3,2, Extremadura más de cinco… Todo hace presagiar una caída de esa magnitud (al fin y al cabo, con las comunidades citadas ya cubrimos un buen porcentaje de población, y de las grandes sólo queda por conocer Andalucía). Sin embargo, el fracaso español sólo baja 2,2 puntos, y se queda en un 28,5% en el curso 2007-08, cuando los cursos anteriores se encontraba a unas décimas por debajo del 31%.
Si algunas regiones bajan el fracaso, pero la media no baja tanto, eso es que algunas regiones no han aprovechado la oportunidad y no lo han reducido, mientras que otras sí. Supongo que del fracaso de las que no lo han mejorado nos enteraremos como siempre, cuando lo publique el Ministerio en julio.
Todo esto me lleva a confirmar que un cambio en el sistema, si bien leve, lleva a bajar el fracaso escolar. Y que además se necesita una gestión decente del sistema para aprovechar las oportunidades de bajarlo, mientras que una mala gestión la desaprovecha y genera más desigualdad entre comunidades. Aunque hay que ver qué es buena gestión: en al menos tres comunidades –Cataluña, Andalucía y Extremadura– se han establecido planes donde los profesores tienen oportunidad de ganar más dinero si aprueban a más gente, sin evaluación externa que valga.
Ya veremos a ver con qué triunfalismo se vende esta noticia cuando se publique. Algún osado (con la osadía que da la ignorancia) político hablará de cambio de tendencia. No pocos se pondrán medallas basadas en poca cosa. El problema es si no es un cambio de tendencia, sino un escalón: ahora que se han aplicado algunas medidas y que el fracaso parece ser preocupación política de nuevo, se produce una bajada repentina del fracaso, que puede durar un par de años. Pero sin un cambio de sistema, nos podemos quedar de nuevo estancados alrededor de un 25% y, por tanto, avanzar muy poca cosa. Demasiadas veces, el triunfalismo va unido a la falta de ambición, al conformismo.
De momento, podemos alegrarnos de esta mejora en la tasa de fracaso en la ESO en el curso 2007-08. Desgraciadamente, no podemos decir lo mismo del Bachillerato: en ese mismo curso cae tres décimas más y se queda en el 44,5%, un nivel similar al alcanzado diez años antes. Esperemos que el repunte de la tasa de graduación ayude a subir de nuevo las tasas de graduados en Bachillerato y FP en breve.
(1) No es exactamente así, es una forma coloquial de explicar algo que había explicado ya varias veces. El fracaso escolar se obtiene de restar a 100 la tasa bruta de graduados en ESO en un año dado. Y la tasa bruta es el porcentaje de alumnos que se han sacado el título sobre el número de habitantes con la edad teórica de sacarse el título, en este caso 16 años.
En los dosinstitutos en que estado estos dos últimos cursos, en efecto, ha habido más aprobados gracias a los planes de adaptación y, más o menos, responden a los porcentajes que das. Bien, resulta que ahora se da el título a analfabetos y solo no a analfabetos funcionales. Esto de los planes de refuerzo agrava algo que lleva la LOGSE y derivados dentro de sí de manera esencial, el agravio comparativo y el engaño a los padres (el engaño es sistemático, institucional y *directo*: se les miente sobre casi todo)
ResponderEliminarNo sé muy bien qué se pretende salvar de este sistema educativo. A mi me parece un desvarío la obligatoriedad a cualquier edad. Sí, a cualquier edad: es una intromisión inmoral del estado y consigue lo contrario de lo que pretende (algo muy propio de los campeones de la ruina y el paro que nos gobiernan, que todo lo que hacen va en paralelo con la educación: pretensiones de salvación colectiva, robo masivo de la libertad, insultos a los discrepantes y fracaso ruinoso)
Bueno, Anónimo, creo que dejo bastante claro en la anotación que tengo mis dudas sobre la "realidad" de esa mejora. Pero también te digo que tengo dudas sobre la "realidad" del porcentaje de fracaso de la Logse, al menos si lo comparamos con el nivel medio europeo. Me explico: igual que pienso que este descenso puede venir, en algunas comunidades, de un rebajamiento del listón, también pienso que el fracaso Logse venía más por los condicionantes absurdos del sistema que por los merecimientos de los alumnos. Es algo que aún estoy estudiando.
ResponderEliminarSobre el engaño sistemático del sistema educativo, llevo muchos años intentando desvelarlo. Probablemente sea la persona a quién más veces le han negado datos desde las Administraciones educativas. Y no es que a otros se los den, es que yo he insistido más. Algún día contaré hasta que límites.
Sobre lo que hay que salvar del sistema educativo, pues yo tampoco lo sé: hace años escribí que la única buena noticia que iba a darnos este sistema educativo en los próximos años es que seguía funcionando. Todo lo demás iba a ir peor. Y así ha sido. Los planes de refuerzo pueden hacerse bien o mal, por supuesto, pero reforzar a aquellos alumnos que peor llevan la materia con más horas de clase y más esfuerzo no me parece mala idea. Es algo que habría que generalizar ya en 1º de Primaria.
Estando en parte contigo con la cuestión de la obligatoriedad, no es algo achacable a los que nos gobiernan, es anterior a que ellos nacieran.