miércoles, 22 de enero de 2014

El suicidio de Europa (y tantos otros)

Hace unos años, cuando era redactor-jefe de Magisterio, la embajada inglesa me invitó a una comida, junto con otros periodistas y demás gente del sector educativo, con un alto cargo de Educación británico (creo recordar que era Jim Knight). En los postres, el "minister" nos preguntó por qué creíamos que Finlandia obtenía unos resultados tan espléndidos en PISA. No recuerdo la de los demás, pero sí que la mía contrastaba con el resto: yo creo que Finlandia tiene una educación que se consideraría mediocre en la Europa de hace unas décadas, pero que, como han mantenido el sistema sin grandes cambios, ahora destaca ante el resto; es Europa la que se ha suicidado educativamente, y Finlandia sólo es un testigo de la calidad de antaño. El político hizo un comentario irónico dejando claro que no compartía mi visión, y pasamos a otra cosa.
No sé qué dirá ahora mismo el político, pero yo sigo pensando lo mismo, o peor. Pero vamos con los datos, a ver si, después de verlos, alguien más comparte esta opinión. Las tablas y gráficos que ahora se presentan utilizan una metodología que pretende diferencias a los centros buenos y malos de los mediocres, basándome en los resultados de PISA 2012. Ya empleé una metodología similar –aunque para Europa Occidental– en este libro (5Mb) [Lo siento, enlace roto: pueden encontrar el libro aquí], donde se explican los aspectos metodológicos in extenso. Para no aburrir pondré el apéndice metodológico al final de la entrada: de momento baste saber que un centro bueno es aquel que consigue que un porcentaje significativo de sus alumnos obtenga unos resultados en Matemáticas muy por encima de lo esperado por el estrato socioeconómico de su familia de procedencia, un centro malo lo contrario, y uno mediocre ni fu ni fa. Los centros buenos consiguen la mejora social de sus alumnos y contribuyen enormemente a la mejora del país en general, mientras que los mediocres tienden a dejar las cosas como están. Los malos son uno de los mayores timos en los que puede incurrir un Estado, tanto para los alumnos, las familias y la sociedad en general y, salvo excepciones, no deberían permanecer abiertos.
Este análisis parte de la base de que la educación es el punto de apoyo del progreso económico, político y social de los países, pero no es algo evidente ni tiene por qué ser compartido. También creo que Europa Occidental consiguió lo que consiguió en la segunda mitad del siglo XX, a pesar de la guerra, la descolonización y las crisis económicas gracias no sólo a sus instituciones y sus sistemas económicos, sino a una apuesta educativa que actuaba como sustrato de todo ello, y que comenzó a cambiar a principios de los 70, cuando un país tras otro decidieron –decidimos– que nuestras instituciones eran tan buenas que podían sostenerse sobre el vacío.
Esta primera tabla muestra el porcentaje de alumnos que acuden a centros buenos, mediocres y malos en ocho grandes zonas del mundo. La agrupación es mía, basándome en los países que se presentan a PISA y en mis conocimientos geo-históricos (aparte de alguna consideración técnica: EE.UU y la Federación Rusa están por separado para que su tamaño no eclipse al resto del grupo). Los países que incluye cada grupo se encuentran en la segunda tabla, además de los no incluidos en ningún grupo. Hay, por supuesto, alguna disonancia, como la inclusión de Kazajstán en un grupo de países con una evolución bastante distinta, o de Tailandia entre los dragones del Pacífico, o la modernizada Turquía. Pero, en general, creo que hay cierta homogeneidad y que los grupos son coherentes.

Porcentaje de alumnos en centros buenos, mediocres y malos en PISA 2012
Por áreas geo-políticas
Malos ET Mediocres ET Buenos ET
Extremo Oriente2,0(0,53)42,2(1,58)55,8(1,47)
Europa Occidental7,9(0,59)69,6(1,07)22,5(0,95)
Europa Oriental8,5(0,61)69,0(1,80)22,5(1,63)
Transplantes británicos2,5(0,50)79,8(1,29)17,7(1,21)
Países musulmanes16,5(1,05)67,0(2,10)16,5(2,01)
Rusia6,3(1,86)83,5(3,24)10,2(2,51)
EE.UU6,9(2,74)88,8(3,04)4,3(1,94)
Iberoamérica31,2(1,46)68,3(1,45)0,5(0,20)
Todos14,6(0,59)69,0(0,80)16,3(0,48)
Fuente: Elaboración propia sobre microdatos de PISA 2012.

Las regiones están ordenadas de acuerdo con la mayor proporción de alumnos escolarizados en centros buenos. Aunque los parámetros utilizados se eligieron para que el 16% de los alumnos examinados en PISA 2012 acudiera a centros buenos, existe una gran variación entre regiones: mientras que en Pacífico hay una apuesta clara por la calidad –léase: por que los alumnos aprendan–, y que esta llegue al mayor número posible de alumnos, no es eso lo que nos encontramos en el resto del mundo. En Europa, tanto Occidental como Oriental, se mantiene la calidad sólo para algunos grupos de alumnos (y según qué países: véase la siguiente tabla), mientras que un grupo nada desdeñable de alumnos acuden todos los días a centros donde, en general, les saldría más rentable no acudir. Los "trasplantes" británicos –en terminología de Julián Marías– apuestan por quedarse como están, con pocos alumnos en centros buenos y muy pocos en los malos, mientras que la Federación Rusa y EEUU son monumentos a la mediocridad. En los países musulmanes podría parecer que hay un equilibrio entre la calidad y la mediocridad, pero no es cierto: en la siguiente tabla se ve que la apuesta por la calidad es exclusiva de Turquía, mientras que el resto sigue la peligrosa senda iberoamericana. Y es que no sé si los políticos iberoamericanos piensan que el progreso cae del cielo o que, porque no hay manera de encontrar más que trazas de calidad en sus sistemas educativos, mientras que cerca de un tercio de sus alumnos van a centros (¡la mitad en Argentina!) que quizás sería mejor que no permanecieran abiertos.
Para que puedan hacerse una idea más precisa –y entretenerse un rato–, les dejo la tabla por países, agrupados por regiones. Es un poco larga, ya lo siento; si quieren verla en detalle, clic para ampliar. Quizás les sorprenda la inclusión de tres estados de EE.UU y uno de la Federación Rusa, pero la base de datos de PISA los deja así y no me he molestado en averiguar por qué. La tabla incluye el porcentaje de alumnos en cada centro y su error típico (calculado según los estándares de PISA: ya sé que no hace falta ser tan preciso, pero estoy probando una librería de R para ello, y ya aprovecho). Además, la última columna indica la posición relativa de cada país en cada porcentaje, todos de mayor a menor; por ejemplo, España ocupa el lugar 39 de 67 en porcentaje de alumnos en centros buenos (en la parte media de la tabla), el cuarto en porcentaje de alumnos matriculados en centros mediocres (sí, somos de los primeros en mediocridad), mientras que ocupamos el puesto 51 de 67 en alumnos en centros malos (lo que está realmente bien).


Quizás se vea mejor en un gráfico, aunque no ofrezca tanto detalle. Los países se ordenan por el porcentaje de alumnos en centros buenos, y España aparece marcada con una sombra gris.


A no pocos les parecerá que el porcentaje de centros buenos de Europa Occidental, un 22,5%, es suficiente, y que hablar del suicidio de Europa sea exagerado. Pero quizás deba tener en consideración dos cosas: primero, que tal porcentaje se consigue básicamente por cuatro países, y muy poblados –Alemania, Francia Bélgica y Holanda, además de la minúscula Liechtenstein–, mientras que bastante se quedan en niveles ridículos; segundo, que en el cálculo se incluyen muchos países con malos resultados, lo que baja la media alrededor de 20 puntos y sube la correlación y los coeficientes de las variables empleadas: si se incluyeran sólo países desarrollados, el porcentaje de alumnos europeos en centros buenos descendería, mientras que la diferencia con los asiáticos aumentaría aún más (ver apéndice para más detalles). También es cierto que si la competencia empleada fuera Lectura en vez de Matemáticas, los países asiáticos no destacarían tanto. Lo que sería un triste consuelo: no se trata de que Europa esté peor que otros países, sino de lo que se ha dejado en el camino.
Por último, una tabla con las diferencias por comunidades autónomas españolas: aunque todas lo hacen bastante bien con respecto a los centros malos, las diferencias se encuentran en los alumnos matriculados en centros buenos. Por ejemplo, Castilla y León o Navarra tienen cuatro veces más que Murcia, o doce veces más que Andalucía. Y eso, recordemos, tras haber eliminado las diferencias socioeconómicas.

Porcentaje de alumnos en centros buenos, mediocres y malos en PISA 2012
España. Por Comunidades Autónomas
Malos ET Mediocres ET Buenos ET
Castilla y León0,6(1,54)77,3(6,85)22,0(7,11)
Navarra0,2(0,83)78,9(6,57)20,8(6,46)
País Vasco1,3(0,64)83,5(3,49)15,2(3,37)
La Rioja1,0(0,38)84,4(3,37)14,7(3,26)
Aragón1,7(1,71)85,5(6,27)12,8(6,03)
Cataluña0,0(0,00)88,2(4,38)11,8(4,38)
Madrid0,9(1,87)88,9(4,93)10,2(4,62)
Asturias1,5(1,52)91,8(4,93)6,7(4,71)
Galicia2,1(2,65)91,5(6,27)6,4(4,60)
Cantabria4,6(2,39)89,0(4,11)6,4(3,40)
Murcia7,3(3,26)87,5(4,90)5,2(3,71)
Resto de España3,2(3,98)92,6(5,04)4,2(2,90)
Andalucía0,0(0,00)98,3(1,69)1,7(1,69)
Baleares4,2(3,31)94,4(3,74)1,4(1,74)
Extremadura3,5(2,97)95,8(3,26)0,7(1,60)
España1,6(1,02)90,9(1,80)7,6(1,19)
Fuente: Elaboración propia sobre microdatos de PISA 2012.

Nota metodológica:
El proceso, resumido (está detallado en el libro enlazado anteriormente; también incluye –págs. 58-59– dos cuadros que intentan explicar la correlación y la regresión para legos, si no acaba de entender todo esto), es el siguiente. Se hace una regresión, con las puntuaciones de matemáticas como dependiente (en PISA, PV1MATH-PV5MATH) y el ISEC (en PISA, ESCS: índice socioeconómico y cultural) como independiente, de todo el mundo (salvo Albania, que no dispone de ISEC). Se toman los residuos y se marcan los alumnos con un residuo superior e inferior a una desviación típica. Los alumnos se agrupan por centros y se considera centro bueno aquel cuya diferencia entre la proporción de alumnos buenos y malos es superior a 0,30, mientras que se marcan como malos los que tienen una diferencia inferior a -0,30, dejando al resto como mediocres. El 0,30 no se elige al azar, sino que está pensado para que haya, aproximadamente, un 16% de centros buenos y un 16% de centros malos en el mundo. Una vez etiquetados los centros simplemente se calculan los porcentajes por país o región.
Esta metodología tiene, por supuesto, debilidades: una de ellas es que siempre hay que establecer que tal país tiene tantos o cuantos alumnos en centros buenos en relación al resto de países utilizados, pero esa proporción varía en cuanto cambiemos el número de países que intervienen (por ejemplo, en el libro sólo se utilizan los países de Europa Occidental). En el presente caso, al utilizar a todos los países, y no sólo a los más desarrollados, la media de Matemáticas cayó hasta los 456 puntos, mientras que el ISEC bajó a -0,607, en vez de 499 y -0.167 respectivamente. Esto hace que en una regresión baje el intercepto y suban pendiente y correlación, lo que, a efectos prácticos, supone que los mediocres como Europa Occidental aumenten el porcentaje de alumnos en centros malos y disminuya el de matriculados en buenos. Por poner un ejemplo, mientras que utilizando todos los países, los del pacífico tienen 2,5 veces más proporción de alumnos en centros buenos que Europa Occidental, en el caso de eliminar los países más atrasados educativamente la proporción aumenta a 3,6.
En el caso de España, nos quedaríamos con un 1,5% de alumnos matriculados en centros buenos y un 10,5% en centros malos. Es el problema de jugar en las ligas mayores.