martes, 8 de noviembre de 2011

"Heredabilidad" del paro y el nivel de estudios

Todos sabemos que la familia tiene una importancia capital en nuestra vida. No sólo por la herencia genética, sino por un cúmulo de valores, actitudes y cuestiones sociales que tienen una influencia indudable. El peso de unos factores u otros aún está en discusión, y no voy a entrar en el tema. Lo que denomino "heredabilidad" del paro o del nivel de estudios es encontrar cuánto condiciona la familia en estos temas, independientemente de las razones biológicas, económicas o sociales que haya detrás.
El otro día le comentaba a Kiko Llaneras, otro "escarbador de datos", que para la importancia que tiene el paro, la discusión pública y el análisis de los datos disponibles ha sido escaso. Él sigue publicando algunas cosas (como sigamos sin hacer nada podemos estar discutiendo sobre si vamos a llegar o no a los seis millones de parados el año que viene), y yo sigo con las mías.
Los cálculos que se presentan ahora son una aproximación, pues están basados en un sólo trimestre de la EPA (2011T3, el último disponible) y, como veremos, en el mismo trimestre hace seis años (2005T3) para la comparación del nivel de estudios. Para llegar a conclusiones definitivas hace falta un estudio más profundo que no tengo posibilidad de hacer (al menos gratis et amore), ya que lleva mucho tiempo.
Otro de los problemas es que para encontrar a personas con estudios terminados hay que irse a los 25-29 años, ya que muchos de los que tienen 20-24 aún están estudiando, sobre todo en la universidad. Pero la EPA sólo permite relacionar padres e hijos si aún viven en la misma casa, y a esas edades son aún menos. Si encima utilizamos al padre en vez de a la madre --como es el caso--, los casos se reducen aún más, y comienza a haber problemas de muestra. Al final, la muestra útil se queda en poco más de 5.000 casos, lo que no está nada mal (la EPA para eso es una maravilla) mientras no segmentemos demasiado. Por cierto, los datos sólo incluyen a jóvenes nacidos en España.
En fin, vamos con los datos: lo primero que hice fue seleccionar a los jóvenes entre 25 y 29 años que viven en casa con su padre (un 83% del total), y ver el porcentaje de éstos que estaba en paro cuando su padre estaba en paro. Y estos son los resultados.

Situación laboral de los jóvenes (25-29 años) y la de su padre
Cifras totales
Padre ocupadoPadre parado Total
Joven ocupado430.54340.811471.354
Joven parado137.12040.836177.955
Total567.66381.647649.310
Porcentajes verticales
Padre ocupado Padre paradoTotal
Joven ocupado75,850,072,6
Joven parado24,250,027,4
Total100,0100,0100,0
Porcentajes horizontales
Padre ocupadoPadre parado Total
Joven ocupado91,38,7100,0
Joven parado77,122,9100,0
Total87,412,6100,0
Fuente: Elaboración propia sobre datos de la EPA (2011T3).

Parece, pues, que el grupo con padre empleado tiene una tasa de paro del 24%, mientras que en el grupo con padre sin trabajo la tasa de paro es del 50%. Hay varias razones para que esto ocurra. La primera en que pensé fue que es más probable que los jóvenes sin empleo continúen viviendo en casa de su padre o hayan vuelto a ella, al no tener ingresos. Pero los datos permitieron descartar esa hipótesis, ya que la tasa de paro entre los que aún viven en casa con su padre a los 25-29 años es igual que la de los que no viven en ella. Otra de las razones es que al vivir en el mismo sitio tienen también un condicionante geográfico que puede influir, y de hecho el análisis por CCAA muestra que a ese nivel existen diferencias (y que Andalucía engrosa mucho este resultado, aunque la diferencia es amplia en la mayoría de los casos). También puede influir el que los niveles de estudios de padres e hijos (como vimos) están relacionados, por lo que si padre e hijo tienen un bajo nivel de estudios, sus probabilidades de estar en paro aumentan. Seguramente habría otras razones, pero comprobarlas lleva tiempo, si es que se puede. Pero no sería descabellado pensar que esta razón influye en que haya tantas familias con todos los miembros en paro.
En fin, como ya tenía el archivo preparado, se me ocurrió preguntarle más cosas. Por ejemplo, cómo está funcionando el ascensor social que debe ser la educación. Por ello, crucé el nivel de estudios de los padres (varones) con el de los hijos:

Relación entre el nivel de estudios de padres [P] e hijos [H] (2011)
Cifras totales
[P] Bajos[P] Medios[P] Altos[P] Todos
[H] Bajos291.12729.08815.556335.772
[H] Medios157.90149.38744.024251.312
[H] Altos261.246103.210168.029532485
[H] Todos710.274181.685227.6101.119.569
Porcentajes horizontales
[P] Bajos[P] Medios[P] Altos[P] Todos
[H] Bajos86,78,74,6100,0
[H] Medios62,819,717,5100,0
[H] Altos49,119,431,6100,0
[H] Todos63,416,220,3100,0
Porcentajes verticales
[P] Bajos[P] Medios[P] Altos[P] Todos
[H] Bajos41,016,06,830,30
[H] Medios22,227,219,322,4
[H] Altos36,856,873,847,6
[H] Todos100,0100,0100,0100,0
Fuente: Elaboración propia sobre datos de la EPA (2011T3).

Como podemos ver en los porcentajes horizontales, hay muy poco "descenso social", es decir, casi todos (un 87%) los jóvenes con un nivel bajo de estudios tienen un padre con bajo nivel de estudios, mientras que un 9% tienen un padre con un nivel de estudios medio y un 5% tiene un nivel de estudios alto. El "ascenso social" es más evidente, pues la mitad de los alumnos que han alcanzado un alto nivel de estudios tienen un padre con un nivel de estudios bajo. Hay que tener en cuenta que partimos de unas cifras de nivel de estudios en la población adulta muy bajas: un 63% de los padres tienen estudios bajos.
En los porcentajes verticales podemos apreciar mejor los efectos del sistema educativo: un 41% de los jóvenes que tienen un padre con estudios bajos tienen un nivel bajo de estudios, por un 22% que tiene estudios medios y un 37% que tiene estudios altos, lo cual creo que no está nada mal. Entre los que tienen un padre con estudios medios el 16% se queda en estudios bajos, el 27% en estudios medios y el 57% alcanza un nivel alto de estudios. De los que tienen un padre con alto nivel de estudios sólo el 7% alcanza sólo un bajo nivel de estudios, el 19% logra un título de estudios medios, mientras que el 74% obtiene una titulación similar a la de su padre.
En general, es para estar satisfechos: el nivel de estudios de los hijos es bastante mejor que el de los padres, y el sistema actúa mucho mejor como ascensor social que como "descensor" social. O eso parece.
Pero quizás algunos recuerden que nuestro sistema educativo no está funcionando tan bien como hace unos años, y los que no lo recuerden pueden leer esta anotación. Es decir, está funcionando mejor que hace cuarenta años, pero peor que hace diez. ¿Quiere eso decir que hace años nuestro sistema educativo era más eficaz que hoy? Pues vamos a verlo, con datos de la misma EPA hace seis años:

Relación entre el nivel de estudios de padres [P] e hijos [H] (2005)
Cifras totales
[P] Bajos[P] Medios[P] Altos[P] Todos
[H] Bajos369.71330.37715.343415.434
[H] Medios244.26556.09242.206349.563
[H] Altos456.704135.757224.20286.663
[H] Todos1.070.682222.226288.7521.581.660
Porcentajes horizontales
[P] Bajos[P] Medios[P] Altos[P] Todos
[H] Bajos89,07,33,7100,0
[H] Medios69,916,014,1100,0
[H] Altos55,916,627,5100,0
[H] Todos67,714,118,3100,0
Porcentajes verticales
[P] Bajos[P] Medios[P] Altos[P] Todos
[H] Bajos34,513,75,326,3
[H] Medios22,825,217,022,1
[H] Altos42,761,177,651,6
[H] Todos100,0100,0100,0100,0
Fuente: Elaboración propia sobre datos de la EPA (2005T3).

Lo primero es hacer notar el aumento del nivel de estudios de los padres en estos seis años, y el descenso del de los hijos, aunque es algo que podíamos deducir del gráfico antes referenciado: los padres con estudios bajos han pasado del 68% en 2005 al 63% en 2011, pero los hijos con estudios bajos han pasado del 26% en 2005 al 30% en 2011. El 52% de nuestros jóvenes tenían estudios de nivel alto en 2005, por el 48% en 2011. Es un fenómeno bastante conocido que yo achaco a la implantación de la Logse y otros no, pero que ahí está pese a que muchos han negado su existencia. Ahora lo que nos interesa es saber a quién ha afectado más esta involución en los logros educativos de los españoles.
Si miramos los porcentajes horizontales, podría parecer que los hijos con padre que tienen bajo nivel de estudios han mejorado: al fin y al cabo, los jóvenes con estudios bajos con padre de estudios bajos han pasado de ser el 89% en 2005 al 87% en 2011. Pero, si nos fijamos bien, vemos que el efecto se debe a que en 2005 el porcentaje de padres con bajo nivel de estudios era del 68% y en 2011 es del 64%. Si miramos los porcentajes verticales, en realidad han empeorado: dentro de los hijos con padre que tiene estudios bajos, los jóvenes con estudios bajos pasaron del 34% en 2005 al 41% en 2011, con estudios medios se quedaron igual, y los de estudios altos pasaron de ser el 43% al 37%. Una pérdida apreciable.
En jóvenes con padre de estudios altos, el 78% alcanzó estudios altos en 2005, por el 74% en 2011, una pérdida de cuatro puntos, pero el porcentaje que se queda en un nivel bajo de estudios es sólo del 7% en 2011, por el 5% en 2005. Y en jóvenes con padre de estudios medios la pérdida entre los que alcanzan el nivel alto de estudios es de cuatro puntos, pero entre los que alcanzan el nivel bajo son de dos.
Es decir, aunque la pérdida de jóvenes con nivel alto de estudios es similar en todos los niveles (en padres con alto, medio y bajo nivel de estudios) en estos seis años, no ocurre lo mismo con el aumento de los niveles bajos: entre padres con nivel bajo de estudios el aumento es de casi siete puntos, de dos en hijos de padres con estudios medios, y de menos de dos en jóvenes con padre que ha alcanzado un alto nivel de estudios.
Menos mal que gracias a las medidas incluidas en la Logse "el sistema educativo contribuirá a la reducción de la injusta desigualdad social" (Logse, Preámbulo).

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